viernes, 13 de enero de 2012

MÉTODOS DE EDUCACIÓN MODERNA Y EDUCACIÓN TRADICIONAL

La educación moderna se basa en algunos principios del funcionalismo, en el cual la función crea al órgano, es decir, cuando existe una necesidad o un interés de conciencia o de gusto por participar, se crean las técnicas adecuadas para satisfacerlos, sin esperar alguna recompensa o reconocimiento. Se intenta conocer los intereses reales del alumno y partir de ellos para hacer más amena y satisfactoria las clases.

Parte de lo complejo a lo simple tomando en cuenta el conocimiento y experiencia del alumno, lo cual incluye un nuevo concepto de la disciplina, ya que las actividades inician de acuerdo a los intereses de los alumnos, por lo que no es necesario obligarlos, coaccionarlos, ni sancionarlos; se fomenta la autodisciplina y la cooperación entre compañeros.

Considera que la educación se debe adecuar a la vida actual y a los nuevos intereses, a través de una visión prospectiva, para preparar mejor a los alumnos, quienes deben participar en la determinación, toma de decisiones y creación del ser humano de la sociedad presente y venidera.

La educación tradicional se centra en los intereses de la sociedad adulta, ignorando la forma de pensar de los niños, procura inculcar la pasividad, la obediencia ciega y la sumisión, fomenta un respeto desmesurado hacia la autoridad y transmite una cultura caduca y una ideología dogmática. Los métodos que emplea son: la estructura piramidal, el formalismo y la memorización, el esfuerzo y la competencia y se apoya en la autoridad.

 A través de la estructura piramidal intenta ir de lo simple a lo complicado, considera que el alumno es incapaz de captar la complejidad, por lo que las materias se desglosan de manera que sean más fáciles de asimilar y en cada curso se enseña, prácticamente, lo mismo que en el anterior, pero se agregan nuevos elementos que complementan el curso anterior.

La simplificación del curso, produce algunos encadenamientos lógicos a través de clasificaciones y simetrías difíciles de entender por el alumno, así que lo único que puede hacer es aprenderlos de memoria y ello constituye el control formal del maestro, cuyo poder se demuestra al preguntar la lección o realizar exámenes.

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