Los
juicios orales son procesos judiciales que se llevan a cabo de forma verbal, a
través de audiencias dirigidas por un Juez; las argumentaciones y alegatos no
se admiten por escrito como tradicionalmente se hacia en México, sino de forma
oral; como parte del procedimiento penal en el cual el Ministerio Público
precisa la acusación; el acusado y su abogado presentan la defensa, y el órgano
jurisdiccional valora las pruebas para formarse un juicio y dictar su
resolución, esta modalidad abre la posibilidad de que todas partes involucradas
en el proceso se encuentren presentes en las audiencias, con la finalidad de
que tengan conocimiento de las pruebas recabadas, para poder refutarlas o
defenderlas.
Sin
embargo, cuando se plantean los juicios orales como una nueva modalidad del proceso
penal, no se refiere, únicamente, al hecho de incorporar elementos orales,
sino, a las reformas que necesita el sistema jurídico-penal para evitar tantas
anomalías e injusticias que se han presentado en algunos casos a través de la
historia, así como, el cumplir con las obligaciones acordadas en los tratados
internacionales, no sólo en materia penal, sino, en cuestión de Derechos
Humanos, las cuales se puede considerar que son de tres tipos: de respetar,
proteger y cumplir o realizar. Apegados a las obligaciones que se deben incluir
en esta nueva modalidad de juicios orales, se ha determinado que se deben regir
bajo los principios de: oralidad, continuidad, inmediación, publicidad,
concentración y contradicción.
La
introducción de los juicios orales en materia penal pretenden realizar serias
modificaciones en el procedimiento actual, se cambiará el sistema inquisitivo y
escrito basado en expedientes escritos, poco transparentes, alejados del
conocimiento de los ciudadanos y propenso a la desconfianza debido a ese
secretismo con que se realiza; y se instaurará el sistema penal acusatorio y
oral basado en una serie de audiencias públicas y orales, que contarán con la
presencia, permanente, tanto del Juez como de la víctima, el acusado, sus
abogados y el público en general, con todas las pruebas técnicas y objetivas
que presenten ambas partes.
De
esta manera, el hecho de que los juicios orales se lleven a cabo de manera
pública, observando las pruebas presentadas, los alegatos de ambas partes y la
manera en que el Juez conduce las audiencias permite una gran transparencia y
rendición de cuentas acerca de cómo se lleva a cabo el proceso, además, evitará
que se presenten dudas cuando el juez emite su sentencia, porque todas las
partes involucradas estarán presentes, así como el público en general, quienes,
también, se formarán una opinión acerca del caso y de la manera en que los
Jueces conducen las audiencias, para calificar y evaluar la impartición de
justicia, lo cual puede contribuir a que la gente recupere al cien por ciento
la confianza y la credibilidad en las autoridades jurisdiccionales.
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